Un demonio apoderó su corazón
esta mañana. Sintió el deseo de tentar.
¡Qué festín él ha dispuesto en el altar!
Ella cedería, renunciando a toda razón.
Olvidando el puré verde en su tazón,
la dieta del desayuno le va a faltar.
Con esta seducción, hay que disfrutar;
la mente lucha contra la tentación.
Los huevos miran con ojos tentadores.
El tocino se estira para enloquecer
y la lengua provoca al aguacate con delicia.
Ahora tomará para otros sabores,
arriba, donde sin prohibición va a conocer
cualquier fruto que la hambre acaricia.
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